24.2.09

¡BIG BROTHER, GO HOME!



¡Ah no!
















Si con esta última seguimos en el emependejamiento crónico los colombianos, entonces tendré que agachar la cabeza y definitivamente aceptar que "los pueblos se merecen sus dictadores".

No hay derecho, carajo. Siempre que a éste pinocho mal herido le demuestran sus abusos de poder sale indignado a gritar que el es una víctima más de la maldad de los colombianos. Si, claro, es que todo el que no está con él es enemigo público, objetivo militar y de inteligencia y lo que es peor: es terrorista y/o mafioso.

Ahora resulta que él es una santa paloma y cuando se compruebe que la orden de intervenir teléfonos y correos electrónicos salió directamente de la Casa de Nariño, entonces hará un mea culpa por no haberse dado cuenta de semejante situación. No, no y no. Esta vez me niego rotundamente a aceptar explicaciones de culicagado de kinder garden que lo pescan con las manos en la masa y dice que "no sabía, que todo lo hizo Pedrito que tampoco sabía que no podía ahorcar al canario ni echarlo por el inodoro para ver si nadaba".

De acuerdo con Orwell, el Gran Hermano nos vigila todo el tiempo. Ya no podemos ni siquiera tirarnos un pedito sin que Uribe esté enterado, los que usamos la web ya no podremos siquiera mandarle un mensajito calentón al novio porque este degenerado va a pensar que estamos haciendo terrorismo virtual en mensajes cifrados.

No le creo ni media palabra a Uribe en el tema de las chuzadas de los teléfonos, no lecreo que no haya dado la orden aunque no exista una sola prueba de ello y no le creo porque el único interesado en seguir los pasos de la oposición es él que como buen estratega delirante es, además, paranoico.

Y ni hablar de dónde se le ocurren estas ideas a nuestro ilustre dictador, eso viene de la escuela Gringa y Británica. Es que la paranoia es bien contagiosa. El que entre la "mielda" anda algo se le unta.

A estas alturas me vale hongo lo que suceda. Este país que estaba al borde del abismo, igualito que cuando Turbay Ayala, y la Política de Seguridad Democrática con todos sus excesos y abusos lo único que ha hecho es empujarnos un paso adelante.

Estoy harta del cuentico de "todo sucedió a mis espaldas" que tan famoso se hizo durante el gobierno de Samper y éste energúmeno dictador se aprendió de pe a pa para intentas salir bien librado de cuanto escándalo aparece.

Pero lo más triste de todo es que aún existen furibistas diciendo que todo es un montaje para desprestigiar al gobierno y a la seguridad democrática, que la mafia del DAS opera independiente al servicio de los delincuentes, que el pobre presidente no puede estar en todo. Carajo! no hay peor ciego que el que no quiere ver y si Uribe no se da cuenta de lo que sucede en el DAS lo que pasa es que no sirve para presidente porque no es posible que a alguien que se supone está gobernando al país le metan el elefante blanco en su cama y no se percate de ello. Si eso es así, por favor que alguien me de una razón lógica para permitir un tercer período de semejante zopenco.

Mientras, no volveré a usar mis teléfonos ni a mandarle mensajitos calientes a mi novio no sea que termine implicada en vaya uno a saber qué maturranga demencial se le ocurra a este señor.

¿Qué es lo que pasa con Acción Social?

Ayer, muy temprano en la mañana salí a llevar a mi madre al reumatólogo y a pocos metros de la casa nos encontramos un tanque de la policía antimotines quienes aseguraban que estaban haciendo presencia de manera preventiva por la amenaza de la toma de la sede de Acción Social ubicada en la Avenida 6 B Norte entre calles 25A y 26.

No volví hasta cerca del medio día y cuál fue mi sorpresa al encontrarme una turba enardecida tirando piedras, haciendo arengas y la policía antimotines deteniéndola de manera violenta. Cabe anotar que la sola presencia de la policía antimotines genera terror ya que su armamento es intimidante, sus trajes protectores me hacen recordar las pelis gringas de Stallone y los dos tanques que para esa hora se encontraban parqueados junto a la Iglesia de Santa Mónica de imediato me hicieron sentir en guerra.

Los desplazados están exigiendo lo que el Estado les prometió. Lo han hecho durante meses y el Estado sigue sin atender sus llamados. Eso está clarísimo, como también está clarísimo que algunos aprovechan la situación para dos cosas: recostarse y crear caos.

Los que se recuestan son los que más algarabía hacen, los que megáfono en mano se despachan discursos al mejor estilo de Uribito, hablan de lo que no tienen idea y son especialistas en pescar en río revuelto. No creo que un desplazado que actualmente viva en el barrio "Los Chorros" esté pasando hambre como lo asegura. Eso se lo creo al desplazado que hizo un cambuche en el Jarillón del río Cauca y que cada que llueve se le cae el plástico con el que cubre el techo. Sin embargo ese que vive en Los Chorros exige las "ayudas humanitarias que le corresponden". Está enteradísimo del estado financiero de Acción Social y de los aportes que envía el gobierno central, información que utiliza para intentar confundir a todos los que hacen sus justas reclamaciones. Pasadas unas horas de la revuelta, ése mismo desplazado le decía a un grupo de mujeres que mejor se fueran que no les iban a dar nada sin que ninguna fuente oficial se hubiera pronunciado al respecto.

Por su parte los que quieren crear caos son los primeros que cogen una roca y la lanzan a la puerta o la ventana que alcancen. Son los que insultan a todo peatón, conductor particular o vecino asomado en la ventana que aparece en su campo visual. Son los que desafían a todo uniformado que haga un llamado al orden y cuando se envalentonan a empujones, son los primeros en tirarse al piso y retorcerse como gusanos alegando que la policía los agredió.

No quiero desconocer los abusos que comete la policía antimotines ni mucho menos quiero minimizar las razones por las que más de 300 desplazados se juntaron para pedir lo que por derecho les corresponde, lo que realmente quiero mostrar es una panorámica de la situación que se presentó el día de ayer, que sin duda tiene sus antecedentes pues el Estado a través de Acción Social tiene un compromiso con éstos ciudadanos que fueron sacados de sus tierras con violencia y ahora no tienen absolutamente nada, ni siquiera una posibilidad de empleo.

Leía los comentarios escritos en la noticia publicada ayer en la sección Cali Online de el diario El País y me daba vergüenza ajena darme cuenta de la falta de conciencia de algunos caleños con respecto al grave problema de desempleo que hay en la ciudad. Si no hay empleo para los caleños que nacimos y vivimos aquí, ¿Creen sinceramente que habrá empleo para desplazados con los que no se contaba? ¿Creen que la ciudad tiene capacidad para albergar a cientos y miles de familias que a diario llegan del campo porque se quedaron sin nada en medio de una guerra que no provocaron? ¿Creen que decirles holgazanes, vagos, mantenidos y atenidos es justo? No niego que habrá casos de aprovechados que se hacen pasar por desplazados para acceder a los beneficios, pero ¿hasta dónde puede uno por 3 o 4 casos juzgar a todo un sector de la población que está pasando hambre y que no encuentra cabida en esta ciudad porque no les ofrece un trabajo por informal que éste pueda ser?

Ahora bien, esta revuelta en la esquina de mi casa me lleva a otros interrogantes. El primero es ¿Por qué la sede de Acción Social se encuentra ubicada en un barrio residencial con instalaciones inadecuadas para atender la población desplazada? ¿Por qué sólamente atienden los lunes ocasionando congestión y aglomeraciones en toda la cuadra donde funciona la sede? ¿Por qué no la reubican en lugares más estratégicos y mejor dotados como por ejemplo la antigua Licorera del Valle donde hay una cantidad increíble de espacio sub utilizado? Esto en cuanto a la incomodidad que nos genera a los vecinos de la sede, porque la situación puede que se controle una o dos veces pero nunca se sabe cuándo va a salirse del control y termine en una revuelta con papabomba y todo cuando se infiltren entre los desplazados esos brotes de milicias urbanas que suelen aprovechar cuanta patotera hay en la ciudad para hacer destrozos. Eso a los vecinos nos da miedo. Cuando la sede de Acción Social se congestiona de gente, uno no sale de la casa por ese lado de la calle, prefiere dar la vuelta a la manzana que pasar por ahí sin saber en qué momento le van a tirar una piedra o la policía antimotines puede pensar que uno hace parte de la horda enardecida.

Pero el mayor interrogante que me queda de la situación vivida ayer es ¿por qué si Acción Social tiene un presupuesto de 1 billón de pesos actualmente para las ayudas a los desplazados, esta es la hora en que no les ha desembolsado por meses ni un centavo, ni agiliza las visitas, ni opera en términos de efectividad para solucionar un poco éste problema? A esto, le sumo otros interrogantes indirectos como ¿Qué están haciendo con el presupuesto? ¿Por qué hay desplazados que no han recibido la ayuda en más de 6 meses? ¿Quién hace la rendición de cuentas de la ejecución de dicho presupuesto y por qué no hay acceso a los informes? ¿Donde están el Alcalde y la Secretaria de Gobierno Municipal y cuál es su responsabilidad en este compromiso?

Este no es un problemita del fastidio y temor que nos produzca a los vecinos de la Iglesia de Santa Mónica por las revueltas, la policía antimotines y la gente usando de baños públicos los arbustos y arbolitos del Edificio del BBVA y de la cuadra siguiente (o sea la de la iglesia). No señores, esto es un problema de más de fondo y no podemos simplemente expresar un inconformismo con la forma sin pensar ni cuestionar lo que hay detrás. Los desplazados ya hacen parte de Cali, si bien no los esperábamos ni estábamos en condiciones de recibirlos, existen, son seres humanos con las mismas necesidades que los caleños y si queremos que se solucione el problema lo más sensato es exigir a las entidades claridad en el proceso y de paso no dejar que se politice Acción Social ni que funcionarios corruptos jueguen lotería con el presupuesto para cubrir las necesidades básicas de los ciudadanos que perdieron todo en medio de una guerra absurda.

23.2.09

Con el tiempo uno aprende a amar... (Para tí, mi Kiketo)




Hoy un amigo me hizo llegar una nota que comenzaba con algo así como:

Con el tiempo...
aprendes que estar con alguien porque te ofrece un buen futuro significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado.


Y la nota continuaba con una serie de frases muy de tipo postalita de Hallmark que, seamos honestos, por muy cliché que parezcan siempre te llevan a pensar alguna que otra cosita. Al menos a mí me sucede eso.

La nota me hizo recordar cinco años de mi vida, cuando era adolescente y creía tener el mundo a mis pies. Cuando creía que el tiempo duraría una eternidad.

Entonces también me hizo recordar la mirada de ése mismo amigo la tarde que se despidió después de la práctica de handball, las lágrimas en sus ojos y la certeza que tenía en aquel momento de que lo mejor para él era irse lejos de todo lo que nos rodeaba, de el mundo confuso que habíamos descubierto, de las falsas amistades que nos empujaban al abismo en cuanto dábamos la espalda, de "Hotel California", Metallica, Iron Maiden y AC-DC (you know, my friend).
Y no me equivoqué, por dolorosa que hubiera sido su partida, fue la misma que le salvó la vida y aunque me demoré en admitirlo, quizás nos la salvó a otros.

De mí se llevó una foto pequeña que guardó en su billetera durante más de 15 años, un cassette de los que uno rebobinaba a punta de kilométrico con canciones varias que siempre lo hacen recordarme, pero lo más importante que se llevó fue la certeza de saber que podría volver siempre a casa donde me encontraría con los brazos abiertos, una caja de brownies y unas papitas a la francesa hechas en casa.

Mientras recordaba todo esto, vino a mi mente la imagen de una noche calurosa en la finca de Jamundí. Por allá en agosto de 1989. Sentados sobre una banca junto a la piscina natural. A lo lejos, en una grabadora del año de la pera, sonaba esa canción. Entonces me dijo que así era como me veía: Fria y peligrosa.

Pasaron 20 años para entenderlo.

El tiempo no duraba una eternidad, cuando mucho duró lo que dura un suspiro y una vida.